Hace 84 años en una noche oscura, siendo
las 2 a.m. se escucha la campanada de la Catedral de Trujillo; es ahí donde
comenzó la lucha por la libertad y la democracia. Esos héroes de guerra no
contaban con armas, pero llevaban algo más fuerte que la bala y era la Fe Aprista.
En
esa madrugada Apristas, obreros, campesinos y estudiantes lucharon por la
justicia social para demostrar al gobierno de facto; que
las desigualdades sociales, la vulneración de los derechos laborales y la
afectación de la propia libertad. ¡No iba hacer silenciado!
Primero
se tomó el cuartel “Ricardo O’Donovan” ubicado en la entrada de la ciudad; en
ese enfrentamiento hubo bajas como la del c. Manuel Barreto, que fue fusilado
por un centinela en el interior del cuartel y a pesar de lo sucedido los
campesinos que lo siguieron, cargaron su cuerpo sin vida del c. Barreto por la
cuadra de la infantería hasta que uno a uno caía con la misma suerte del c.
Búfalo Barreto. Después de lo sucedido el c. Alfredo Tello Salavarria, se
encargó de dirigir la revolución.
En
esa madrugada larga y difícil, donde se intercambiaba disparos entre civiles y oficiales;
se llegó a consolidar la efectiva toma del cuartel “Ricardo O’Donovan” al
amanecer del 7 de julio 1932. Poco tiempo después se tomó el Cuartel de
Seguridad y el local de la Prefectura, cuya jefatura fue asumida por Agustín
Haya de la Torre.
Esta
valerosa acción que comenzó por los valerosos Apristas y las clases oprimidas;
fue el motor de arranque para el levantamiento que se extendió a Salaverry,
Samne, diversos lugares del valle de Chicama, Otuzco, Santiago de Chuco y
Huamachuco. También alcanzó hasta Cajabamba en Cajamarca y repercutió en
Huaraz.
En
este recordar de la historia hubieron muchos que perdieron la vida; ya sea por
cumplimiento de sus deberes, por defender sus derechos o porque ya estaba
escrito su partida. Pero como APRISTA enfatizo por los numerosos combatientes
que fueron fusilados en Chan Chan; que sin haber tenido un debido proceso o a
pesar de rendirse, se les arrebató las vidas. Unos cinco mil (5000) luchadores
sociales, que después de cavar su propia tumba y antes de ser fusilados; orgullosos
con el brazo izquierdo alzado a viva voz dijeron: ¡VIVA EL APRA!
c.Jesús Josué Ramos Falcón
c.Jesús Josué Ramos Falcón
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